Introducción
La nueva visión sobre el concepto de patrimonio cultural ha creado, en la sociedad moderna, nuevos hábitos de consumo turístico. Este hecho ha generado el surgimiento de una demanda que exige novedosos productos y de una oferta que incluye los recursos patrimoniales locales.
El patrimonio cultural ha adquirido un gran protagonismo en los últimos tiempos porque se ha comenzado a asumir desde una dimensión amplia, hecho que lo ha convertido en un bien socialmente valorado.
En la actualidad el concepto trasciende la mera vinculación con lo histórico/artístico y monumental y es percibido desde una óptica transversal que supone el establecimiento de un sistema de relaciones con la cultura y la identidad cultural local y en ese sentido es fundamental para entender la noción de territorio.
La nueva visión sobre los conceptos de cultura y patrimonio cultural ha creado, en la sociedad moderna, nuevos hábitos de consumo turístico. Este hecho ha generado el surgimiento de una demanda que exige novedosos productos y de una oferta que incluye la visita a monumentos y sitios históricos, la creación de itinerarios culturales, el desarrollo de festivales y eventos, la presencia de la gastronomía tradicional y del turismo experiencial.
En el presente artículo se valorará la capacidad que tiene el patrimonio para potenciar el turismo cultural de un destino turístico y se analizará la conveniencia de su uso racional, considerando que es un recurso no renovable.
Palabras clave: Patrimonio, cultura, turismo, bien, destino, recurso.

Desarrollo
Aproximación al concepto de patrimonio cultural
El investigador Raúl García (López, 2016) señala que aumento que ha tenido la demanda de turismo cultural en los últimos tiempos se debe, entre otras, a las razones siguientes:
- «Mayores niveles de educación a nivel mundial, que provocan un aumento general del interés por la cultura.
- Nuevos flujos turísticos de mercados emergentes (como China, Rusia o India) que quieren ver los principales recursos culturales de los destinos que visitan.
- Desarrollo de industrias culturales y un crecimiento en la oferta de actividades y recursos culturales.
- Proyectos de regeneración urbanística que han convertido edificios antiguos (antes sin uso turístico) en centros y espacios culturales.
- Auge de internet que ha facilitado el consumo de turismo cultural.
- Mayor promoción por parte de las grandes instituciones culturales, que antes veían su rol limitado solo a la conservación del patrimonio y ahora ven en la difusión y la explotación turística, una de sus principales obligaciones».
Del razonamiento anterior se deduce que la cultura y el patrimonio cultural se han convertido en factores esenciales para el desarrollo turístico, entre otras consideraciones porque el concepto de recurso patrimonial, antes relacionado únicamente con el patrimonio histórico/artístico, engloba en la actualidad elementos inmateriales como los valores, las tradiciones y creencias locales.
El concepto de patrimonio cultural tiene un carácter subjetivo y no permanece estable en el tiempo sino que es dinámico porque su construcción es el resultado de la valoración que los habitantes de un territorio hacen de sus bienes en cada momento histórico concreto de su desarrollo. Esta apreciación es la que determina qué bienes son los que hay que proteger y conservar para el mañana.
En la “Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural” (UNESCO, 1972) se considerará “patrimonio cultural”:
- los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,
- los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,
- los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico. Estos tres ejes – monumentos, conjuntos y lugares- fueron el punto de partida para que la propia organización internacional formulara una definición más general patrimonio cultural.
El patrimonio cultural de un pueblo – señala la UNESCO (UNESCO, 1982) – «comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas surgidas del alma popular y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y los monumentos históricos, la literatura, las obras de arte, los archivos y las bibliotecas».
En la definición anterior se enuncia que el patrimonio cultural se configura a partir de dos grandes dimensiones, una tangible que incluye el patrimonio mueble e inmueble y otra intangible.
En igual dirección la investigadora Georgina DeCarli, (DeCarli, 2006) puntualiza que el patrimonio cultural es «el conjunto de bienes culturales y naturales, tangibles e intangibles, generados localmente, y que una generación hereda / transmite a la siguiente con el propósito de preservar, continuar y acrecentar dicha herencia».
El patrimonio cultural, interpretado desde la perspectiva anterior, es un conjunto de bienes culturales tangibles o intangibles que tienen concreción en el territorio y que al ser valorados socialmente por los miembros de la localidad son conservados y transmitidos de una generación a la siguiente.
Los bienes culturales
La primera definición de Bienes Culturales fue enunciada en la “Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado” en la Haya en 1954.
En el documento (UNESCO,1954) se considerarán como tal los bienes muebles o inmuebles, que tengan una gran importancia para el patrimonio cultural de los pueblos, los edificios cuyo destino principal y efectivo sea conservar o exponer los bienes culturales muebles y los centros que comprendan un número considerable de bienes culturales.
Partiendo de la consideración citada se puede concluir que los bienes culturales conforman el patrimonio mueble, inmuebles e intangibles de un territorio, favorecen la consolidación de la identidad cultural local y su uso racional y sostenible tributa al desarrollo de los destinos turísticos.
Los bienes de interés cultural (BIC)
Los bienes culturales pueden ser declarados Bien de Interés Cultural (BIC) que es una figura jurídica de protección del patrimonio histórico español (Ley del LPHE, 1985).
Posteriormente esta figura fue asumida, de forma gradual, por la legislación de las comunidades autónomas. En el caso concreto de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural establece que un BIC «es cualquier inmueble y objeto mueble de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico, que haya sido declarado como tal por la administración competente».
En dicha Ley se especifica que «también pueden ser declarados BIC, el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan valor artístico, histórico o antropológico». (Gobierno Castilla-La Mancha, 2013)
La Ley prevé las siguientes categorías para la declaración de un Bien de Interés Cultural:
Patrimonio mueble: monumento histórico, jardín histórico, conjunto histórico, sitio histórico, zona arqueológica y lugares de interés etnológico
Patrimonio inmueble: etnográfico, documental y bibliográfico.
Los bienes culturales, independientemente de su valor patrimonial no pueden formar parte de una oferta turística cultural sino son transformados en recursos porque carecen de capacidad para generar un beneficio económico.
La transformación de un bien cultural en recurso se realiza a través de una iniciativa, pública o privada de puesta en valor del bien. Esta debe realizarse mediante un proceso que incluye la detección, el registro y documentación, la investigación e intervención y la difusión / comunicación del bien patrimonial.
Lo anterior significa que el bien al transformarse en recurso patrimonial incrementa su valor económico, social y cultural, hecho que beneficia al desarrollo turístico.
Los recursos turísticos.
La actividad turística solo tiene lugar si existe un recurso a consumir y una motivación por parte del visitante para consumirlo y en ese sentido es imprescindible que primero exista el recurso, considerado como la materia prima del turismo.
Según el Diccionario de la Real Académica Española (RAE, 2019) recurso es el «conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa» lo que significa que un recurso se define por su capacidad para satisfacer necesidades humanas.
La primera definición de recurso turístico aparece en una publicación de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en 1978. En la misma se consideran como tal a «todos los bienes y servicios que, por intermedio de la actividad del hombre y de los medios con los que cuenta, hacen posible la actividad turística y la satisfacción de las necesidades de la demanda».
El investigador Javier Solsona Monzonís (Solsona, 1999) define el recurso turístico como «todo aquel elemento, bien natural, bien creado o manipulado por el hombre, enclavado en un territorio y que por sus características es susceptible de ser integrado en un sistema de explotación turística, de modo que sirva de atractivo, o como complemento a otro atractivo, para su aprovechamiento por parte de los consumidores».
En este concepto aparece el territorio como el espacio en el que se encuentran los bienes, el atractivo como el elemento que genera del desplazamiento del turista y el sistema de explotación turístico como el escenario donde el turista desarrolla su actividad.
Ramírez Blanco, citado por (Navarro, 2015) expone que recursos turísticos son «aquellos elementos naturales, objetos culturales o hechos sociales que mediante una adecuada y racionada actividad humana, pueden ser utilizados como causa suficiente para motivar el desplazamiento turístico».
Esta formulación es mucho más precisa en su planteamiento porque define que los elementos son naturales, culturales o acontecimientos sociales y destaca que la actividad humana debe ser adecuada y racional por lo que está anunciando un principio de sostenibilidad. Añade además que tiene que poseer capacidad para motivar el desplazamiento turístico.
Recursos turísticos patrimoniales
Cualquier estrategia que se diseñe para utilizar los recursos turísticos implica, necesariamente, valorar la funcionalidad y potencialidad turística del patrimonio cultural, hecho que justifica central la atención en la definición de recurso patrimonial.
Para Martín Guglielmino (Martín, 2007) recurso patrimonial es […] aquel medio que nos permite, dentro de una planificación cultural a escala regional comarcal o municipal, utilizar su capacidad de ser un referente histórico o natural, poseer un potencial de ser interpretado de acuerdo a temáticas generales adecuadas y capaz de recibir una explotación sostenible que permita formar parte de un programa de desarrollo social y económico sustentado en el turismo cultural.
Entendido desde esta perspectiva el recurso patrimonial tiene un carácter territorial, una dimensión temporal y por sus peculiaridades, una potencialidad interpretativa.
Estos factores le confieren al recurso atributos especiales que deben ser tomados en consideración por los gestores turísticos y culturales.
Carácter territorial: tiene presencia en el territorio y es valorado por sus habitantes. Desempeña una función identitaria.
Dimensión temporal: permanece en el tiempo como parte de la herencia recibida que debe conservarse y transmitirse a las nuevas generaciones.
Potencialidad interpretativa: presencia de un mediador, de un intérprete que utiliza la metodología de la interpretación como herramienta que facilita la comunicación entre el recurso y el visitante. Se utiliza para dar a conocer los valores patrimoniales de un recurso.
Lo anterior significa que el recurso turístico debe utilizar todas las potencialidades del patrimonio con la finalidad de despertar el interés de los turistas o excursionistas por visitarlo, garantizando así su desplazamiento.
El uso turístico de las potencialidades del patrimonio cultural en un territorio implica realizar, entre otras, las siguientes actuaciones:
- Poner en valor el patrimonio cultural local a través de su recuperación, conservación, protección y difusión.
- Garantizar el acceso a los recursos patrimoniales.
- Crear itinerarios culturales tematizados.
- Implantar un sistema eficiente y eficaz de señalización turística.
- Capacitar a los recursos humanos implicados en la gestión del turismo cultural.
En correspondencia con los razonamientos que se han venido realizando se puede llegar a las siguientes conclusiones.
CONCLUSIONES
La nueva visión sobre el concepto de patrimonio cultural ha creado, en la sociedad moderna, nuevos hábitos de consumo turístico. Este hecho ha generado el surgimiento de una demanda que exige novedosos productos y de una oferta que incluye los recursos patrimoniales locales.
El patrimonio cultural se ha convertido en un factor esencial para el desarrollo turístico, entre otras consideraciones porque el concepto de recurso patrimonial, antes relacionado únicamente con el patrimonio histórico/artístico, engloba en la actualidad elementos inmateriales como los valores, las tradiciones y creencias locales.
Cualquier estrategia que se diseñe para utilizar los recursos turísticos implica, necesariamente, valorar la funcionalidad y potencialidad turística del patrimonio cultural.
BIBLIOGRAFÍA
DeCarli. (2006). Los Diversos Patrimonios. Recuperado 31 de enero de 2019, de http://www.ilam.org/index.php/es/programas/ilam-patrimonio/los-diversos-patrimonios
García López, R. (2016). Evolución y tendencias del turismo cultural | Aprende de Turismo – Capacitación gratis en turismo. Recuperado 12 de febrero de 2019, de https://www.aprendedeturismo.org/evolucion-y-tendencias-del-turismo-cultural/
Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. (2013). Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha, 1-39. Recuperado de https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:15MBJXkXDqAJ:https://www.boe.es/buscar/pdf/2013/BOE-A-2013-10415-consolidado.pdf+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es
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Martín Guglielmino, M. (2007). La difusión del patrimonio. Actualización y debate. E-rph : revista electrónica de patrimonio histórico., no 1(ISSN 1988-7213), 1-7. Recuperado de http://www.revistadepatrimonio.es/revistas/numero1/difusion/estudios/articulo7.php
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Solsona Monzonís, J. (1999). El Turismo Rural en la Comunidad Valenciana: Análisis y Planificación. Recuperado de http://www.ucipfg.com/Repositorio/mgts/mgts14/mgtsv-07/tema2/Solsona_Monzonis.pdf
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UNESCO. (1982). Conferencia mundial sobre las políticas culturales. Recuperado de http://www.culturalrights.net/descargas/drets_culturals400.pdf
2 comentarios en “El patrimonio cultural como recurso turístico”
Muy importante este articulo, somos rico en cultura, podemos crear la industria del turismo Cultural.
Muchas gracias
Buenos días. Michas gracias por la valoración del artículo y por dedicar parte de su tiempo a comentarlo. Lo esencial en el caso de disponer de abundantes recursos culturales es inventariarlos, definir sus potencialidades y luego transformarlos en productos que se pueden incorporar a la oferta turística. Es de vital importancia hacer un uso turístico racional de los recursos del territorio.
Nuevamente gracias por el comentario.