Introducción
Los itinerarios culturales son reconocidos como recursos turísticos que han alcanzado un gran protagonismo dentro del turismo cultural al facilitar la activación de los valores patrimoniales del territorio, hecho que permite una diferenciación y diversificación de la oferta turística local con el propósito de mejorar la calidad y competitividad del destino.
Esta tendencia está generando un cambio significativo en la demanda turística porque ha multiplicado la aparición de productos especializados y tematizados que se sustentan en el patrimonio con la finalidad de dar respuestas a las exigentes demandas de los turistas culturales.
Partiendo de las consideraciones anteriores el presente artículo se centra en fundamentar el sistema de relaciones existentes entre el turismo cultural y los itinerarios culturales diseñados como productos turísticos.
Palabras clave:
Itinerario cultural, producto turístico, patrimonio, oferta, demanda, destino.
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Desarrollo
El concepto de itinerario cultural
El Diccionario de Real Academia Española (RAE, 2018) establece las siguiente definiciones de itinerario:
- «Perteneciente o relativo a un camino,
- Dirección y descripción de un camino con expresión de los lugares, accidentes, paradas, etc., que existen a lo largo de él,
- Ruta que se sigue para llegar a un lugar,
- Guía, lista de datos referentes a un viaje».
Tomando como referencia los elementos anteriores y ajustándolo a la cultura se puede concluir que un itinerario cultural es la descripción de un camino en el que se destacan los lugares, accidentes, paradas que existen a lo largo de su trayecto y que permite a los visitantes llegar a un determinado lugar.
El Comité Científico Internacional de Itinerarios Culturales (CIIC) del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, 2008), en su 16ªAsamblea General definió itinerario cultural como «Toda vía de comunicación terrestre, acuática o de otro tipo, físicamente determinada y caracterizada por poseer su propia y específica dinámica y funcionalidad histórica que reúnan las siguientes características:
- Ser resultado y reflejo de movimientos interactivos de personas, así como de intercambios multidimensionales, continuos y recíprocos de bienes, ideas, conocimientos y valores entre pueblos, países, regiones o continentes, a lo largo de considerables períodos de tiempo.
- Haber generado una fecundación múltiple y recíproca, en el espacio y en el tiempo, de las culturas afectadas que se manifiesta tanto en su patrimonio tangible como intangible.
- Haber integrado en un sistema dinámico las relaciones históricas y los bienes culturales asociados a su existencia.
En el documento se destaca que los Itinerarios Culturales pueden clasificarse del siguiente modo:
Atendiendo a su dimensión territorial: local, nacional, regional, continental o intercontinental.
De acuerdo con su dimensión cultural: dentro de una región cultural determinada o a lo largo de diversas áreas geográficas que hayan compartido o sigan compartiendo un proceso de influencias recíprocas en la formación o evolución de sus valores culturales.
Por su objetivo o función: social, económico, político o cultural. Estas características pueden tener una naturaleza compartida en un contexto multidimensional.
Por lo que se refiere a su duración temporal: los que ya no se utilizan, o los que continúan desarrollándose bajo las influencias de intercambios socioeconómicos, políticos, y culturales.
Por su configuración estructural: lineal, circular, cruciforme, radial, o en red.
En cuanto a su marco natural: terrestre, acuático, mixto o de otra naturaleza física.
En la definición formulada por el ICOMOS se fundamenta la necesidad de comprender el itinerario como una modalidad de turismo alternativo con grandes potencialidades para poner en valor el patrimonio cultural, fortalecer la identidad territorial, favorecer el intercambio y socializar los conocimientos, las tradiciones y creencias entre la población local y el visitante.
Por su parte el Consejo de Europa (citado por López, 2006) entiende por itinerario cultural europeo «un recorrido que abarca uno o varios países o regiones y que se organiza en torno a un tema cuyo interés histórico, artístico o social se revela como europeo, sea en función de un trazado geográfico, en función de su contenido o de su significación».
Esta propuesta centra la atención en los aspectos relacionados con el turismo al considerar que los itinerarios culturales son atractivos que se pueden convertir en productos turísticos especializados que aportan calidad y diferenciación al territorio.
Consejo de Europa (Consejo de Europa, 2015) destaca que a través de los itinerarios culturales «se pretende invitar a los europeos a descubrir la riqueza plural de su continente por rutas alternativas: el turismo se plantea pues como una forma de crecimiento económico sostenible para las regiones implicadas. Más allá de ese objetivo turístico, se persiguen la cohesión social y el respeto al medio ambiente, por medio de la integración adecuada de los patrimonios cultural y natural»
Sobre la base de las consideraciones anteriores se concluye que los itinerarios culturales tienen, por su propia naturaleza, potencialidades turísticas y una connotación cultural y patrimonial por su vínculo con la población local, portadora de una cultura y de una herencia acumulada y transmitida de una generación a la siguiente.
Turismo e itinerarios culturales
De acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando se evidencia que los itinerarios culturales están asociados al turismo cultural definido por Francisca Hernández (Hernández, 2015) como «el desplazamiento temporal, cuya motivación principal es ampliar horizontes, buscar conocimiento y emociones a través del descubrimiento de un patrimonio y de su territorio. […] es una práctica cultural que requiere un desplazamiento»
En este mismo orden y dirección la Organización Mundial del Turismo (OMT) (1995) reconoce el turismo cultural como «todos los movimientos de las personas para satisfacer la necesidad humana de diversidad, orientados a elevar el nivel cultural del individuo, facilitando nuevos conocimientos, experiencias y encuentros»
Partiendo de las definiciones precedentes se puede considerar el turismo cultural como todo desplazamiento de personas desde sus lugares habituales de residencia hacia otros lugares (no habituales), motivados principalmente por la adquisición de nuevos conocimientos y experiencias a través del descubrimiento de la cultura y el patrimonio cultural de un territorio.
De los planteamientos anteriores se deduce que el turismo cultural se caracteriza por:
- El deseo por parte de los visitantes de interactuar, in situ, con la población local con el propósito de conocer, comprender y valorar la cultura y el patrimonio cultural del destino.
- El consumo de productos turísticos basados en la cultura y el patrimonio cultural del territorio visitado.
- La intervención de un guía, un intérprete o un guía/intérprete que presente y explique el producto turístico, facilitando su conocimiento, comprensión y valoración por parte del visitante.
De las evidencias anteriores se deduce que la cultura y el patrimonio cultural constituyen la materia prima sobre la que trabajan los gestores turísticos para diseñar productos que tienen la peculiaridad de brindar al turista una oferta diferenciada y única, basada en una experiencia integral que abarca el ocio, la cultura, la educación y la interacción social.
Esta tesis ha sido aprovechada por la Unión Europea que cuenta con 350 lugares inscritos en la lista de “Patrimonio Mundial” de la UNESCO, lo que ha llevado a reconocer el valor que tienen los itinerarios culturales para potenciar la actividad turística.
Los itinerarios culturales le brindan a los territorios la posibilidad de dinamizar el patrimonio cultural, transformando los recursos patrimoniales en atractivos con capacidad para satisfacer las exigencias de los nuevos turistas, al ofrecer un producto turístico apoyado en lo vivencial, lo experiencial y lo diferencial.
Itinerarios culturales como producto turístico
Cualquier aproximación a la definición de producto turístico tiene necesariamente que partir del análisis de recurso turístico.
Según la Organización Mundial del Turismo (OMT) (citada por Terry, 2019) se consideran recursos turísticos «todos los bienes y servicios que, por intermedio de la actividad del hombre y de los medios con los que cuenta, hacen posible la actividad turística y la satisfacción de las necesidades de la demanda».
En igual dirección Ramírez Blanco, (citado por Navarro, 2015) destaca que recursos turísticos son «aquellos elementos naturales, objetos culturales o hechos sociales que mediante una adecuada y racionada actividad humana, pueden ser utilizados como causa suficiente para motivar el desplazamiento turístico».
Esta es una definición más concreta y práctica que permite utilizar con mayor objetividad los recursos turísticos de un territorio a partir del establecimientos de indicadores concretos que garantizan su transformación en productos.
La utilización de los itinerarios como productos turísticos sólo es posible si estos son reconocidos como patrimoniales.
El producto turístico patrimonial es definido por Marcelo Martín (Martín, 2007) «[…]como la elaboración de un sistema diverso e integrado que, mediante estrategias de interpretación, presentación, exhibición, conservación y promoción, tenga como objetivo producir un complejo de mensajes, actividades y equipamientos que brinde al visitante una serie de pautas cognoscitivas, informativas y lúdicas para que éste satisfaga eficientemente su demanda de ocio cultural en su tiempo libre»
Entre las clasificaciones de producto turístico existentes destaca la que lo asocia al viaje, modalidad que tiene por finalidad mostrar el patrimonio cultural del territorio a través de rutas e itinerarios culturales. En ocasiones es un producto diseñado para satisfacer las expectativas y exigencias de turistas culturales especializados.
Con referencia a lo anterior es oportuno destacar que la motivación principal por viajar de los turistas culturales es disfrutar de una experiencia integral, que abarque el ocio, la cultura, la educación y la interacción social por su relación con la población local.
Itinerarios culturales del Consejo de Europa
En 2019, existen 38 Itinerarios culturales certificados por el Consejo de Europa, con proyectos que abarcan los cinco campos de acción prioritarios del programa: «cooperación en investigación y desarrollo; mejora de la memoria, la historia y el patrimonio europeo; intercambios culturales y educativos para jóvenes europeos; la práctica cultural y artística contemporánea; turismo cultural y desarrollo cultural sostenible».
En 1960 un grupo de trabajo del Consejo de Europa presentó un informe orientado a propiciar una toma de conciencia sobre los valores culturales de Europa y la necesidad de favorecer su descubrimiento a través del viaje.
En este sentido, invitan a todos los países miembros a respaldar, como proyecto, el lanzamiento de los itinerarios culturales europeos con la finalidad de evidenciar la unidad cultural de Europa y poner en práctica sus valores.
En 1987 se inició la ejecución del programa con el primer “Itinerario Cultural Europeo”: “Los caminos de Santiago de Compostela”.
En 2016 el Consejo de Europa contaba con 32 “Itinerarios Culturales” certificados que, desde diferentes temáticas, ponen en valor la herencia cultural europea.
Por su singularidad, en el ámbito español, se hará alusión a los siguientes itinerarios culturales:
Los caminos de Santiago de Compostela
Es un itinerario integrado por Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Luxemburgo, Portugal y Suiza.
En el año 1993 el “Camino de Santiago” fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En el año 2004 se le concedió la categoría de Gran Itinerario Cultural de Europa y ese mismo año recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Caminos del Arte Rupestre Prehistórico
Es un itinerario integrado por España, Francia, Irlanda, Italia, Noruega, Portugal (En España: Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, País Vasco, Región de Murcia)
A través de este itinerario se puede apreciar la herencia cultural que dejaron los primeros pobladores de Europa. Se trata del arte parietal del Paleolítico, el Neolítico y las Edades del Cobre y del Bronce en algunos casos.
Uno de los recursos patrimoniales más representativo de Castilla-La Mancha, en este itinerario, son las pinturas rupestres de Minateda que forman parte del “Conjunto de Arte Rupestre del Arco Mediterráneo”, declarado “Patrimonio Cultural de la Humanidad” en 1998 por el «valor excepcional y universal de un sitio cultural o natural que debe ser protegido para el beneficio de la humanidad»
Ruta de Don Quijote
Primer itinerario cultural europeo basado en un personaje literario.
El expresidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha señaló que para su declaración el Consejo de Europa puso «[…] en valor los tres pilares básicos y esenciales de la Ruta de Don Quijote: la sostenibilidad (puesto que se inspira en la recuperación de una red histórica de caminos y se fundamenta en torno a su patrimonio natural y el patrimonio histórico artístico); la gestión cultural del itinerario (se ha elaborado un plan de acción para fomentar los intercambios culturales, la investigación, el desarrollo y el turismo cultural); y la internacionalización (se ha constituido una red europea de colaboración para dinamizar la Ruta compuesta por las universidades de Messina y Palermo, el Teatro Nacional de Rumanía y el Instituto Cervantes)»
Consideraciones finales
- La iniciativa de los “Itinerarios Culturales del Consejo de Europa” ha favorecido la puesta en valor del patrimonio cultural y natural europeo, generado empleo y creado riqueza en los territorios implicados.
- Los itinerarios culturales reflejan una unidad en la diversidad cultural del continente europeo y han permitido el fortalecimiento de los vínculos de la población con su patrimonio, con su historia y tradiciones, con la herencia cultural del pasado.
- Lo itinerarios culturales, por sus dimensiones cultural y temporal, por los objetivos por los que se diseñan y las funciones que cumplen se convierten en uno de los atractivos fundamentales dentro de la oferta turística cultural en los territorios.
Bibliografía
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